Existen pocas evidencias que sostengan que el sujeto viene determinado desde su nacimiento con habilidades musicales, pero sí son necesarios determinados requisitos para poder ejecutar sólidamente un instrumento, estos son: la práctica y la dedicación, el conocimiento teórico y, por último, el gusto estético. El doctor y profesor alemán Lutz Jäncke, especialista en Neuropsicología, ha realizado numerosos estudios sobre los efectos de la práctica musical en el cerebro. Entre sus conclusiones, sostiene que la música tiene una gran influencia en la plasticidad del cerebro y es por esta razón que posiblemente sirva para mejorar el rendimiento cognitivo.
Algunos de los beneficios de aprender música
Aprender notas musicales y reconocerlas a través de su sonido fortalece los sentidos y la capacidad de adaptación del cerebro al medio.
Se ha demostrado que los músicos suelen tener una corteza cerebral más grande y un aumento de la materia blanca del cerebro que actúa como transmisor y coordinador entre las diferentes partes, lo que facilita y acelera las conexiones.
Estudiar música ayuda a enfrentar problemas de abstracción. Entender la duración de cada nota musical implica activar las partes del cerebro que se utilizan a la hora de solucionar un problema matemático.
El músico, al poner conocimientos teóricos y prácticos a trabajar de forma simultánea, ejercita el cerebro de forma única, incrementando su procesamiento de información y capacidad de respuesta.
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